Lo cierto es que nunca llegué a poner en juego Vieja Guardia pese a que es una narración que siempre me gustó. Mi grupo ya no está tan interesado por Star Wars y prefieren aprovechar las escasas ocasiones que tenemos de vernos para sumergirse en otras ambientaciones. La historia se compuso con el objetivo de ser el punto de partida de una serie de módulos encadenados y traté de colocar en esta la semilla de los retos futuros a los que los personajes deberían enfrentarse. En Vieja Guardia, además, traté de aunar dos conceptos que me resultaban evocadores en su momento. En primer lugar los personajes propuestos no se ajustan a los estándares, hombres en el último tercio de su vida con un pasado rico y cuyas facultades físicas no son las que fueron pero que a su vez disponen de muchos otros recursos con los que tratar de superar las adversidades que les sobrevienen. Por otro lado explorar un momento de la ambientación de La Guerra de las Galaxias que considero especialmente rico en opciones de juego: El colapso del Imperio tras la Batalla de Endor.
En Vieja Guardia los personajes deben enfrentarse a la descomposición de su mundo tal y como lo conocían y lo harán mientras se enfrentan a una serie de dificultades en ocasiones vinculados a esta crisis global y en otras totalmente ajenas a ella. Como he dicho el módulo tenía la intención de funcionar como embrión de futuras aventuras y hay en él varias tramas que quedan abiertas para poder completarse en el futuro: rivales que apuntan el rol de archi-enemigos futuros, recompensas por cobrarse, ofensas por vengar y toda una galaxia sumergida en el caos de una guerra civil por explorar.