Karuchaqana
es un lugar lleno de misterios y lugares inexplorados así como de leyendas y
mitos que se encuentran en el límite entre la fantasía y la realidad. Por este
motivo es también probable que los personajes acaben por enfrentarse también
con otras criaturas, únicas o excepcionales, conocidas como monstruos.
· Amaru
Los amaru son
dos seres hermanos que habitan en el folklore oral de Karuchaqana y cuya
historia, transmitida de generación en generación, es compartida por todas las
especies y culturas locales.
Según la más popular de
las versiones en los días en los que Entom era joven e Inti hollaba las
praderas cubiertas de flor de sisa del Gran Paitití algunos de sus hijos
arribaron a Karuchaqana. Sin la protección del dios sol estos primeros
ancestrales pobladores de las dos islas continente se tenían que conformar con
resguardarse en cavernas y refugios. El mundo era entonces aún más salvaje de
lo que es hoy y los recién llegados se veían a todas horas amenazados por
criaturas y fieras terribles que los diezmaba ne impedían progresar.
Imploraron entonces a
Inti para que les protegiera y ayudara y este a su vez ordenó a la estrella Tulumanya
que les enviara ayuda. Fue así que Tulumanya hizo brotar de su pecho, con un gran
estruendo, a una bestia fabulosa, con cabeza de wanako, alas y garras de wamanpallpa,
patas de unqa
en un cuerpo de qaraywa, cubierto de escamas, que terminaba en una cola de illawi. Era el yana
amaru, el amaru negro u oscuro, el cual se dispuso a terminar con aquellas
bestias que atormentaban a los pobladores de Karuchaqana. Pero, una vez
cumplido el encargo, fue esté el que comenzó a acosarles por lo que los
habitantes de Hanan y Hurin nuevamente suplicaron Inti que les ayudara. En
respuesta a sus oraciones fue engendrado yuraq amaru, de color blanco que
inmediatamente se enfrentó a su hermano de tez oscura.
Sin embargo, entre
ambos y sus descomunales batallas, causaron aún mayores estragos que antes
convirtiendo la vida de los hijos del dios sol en algo penoso.
Enojado ante la
incompetencia de Tulumanya Inti envió a Illapu, la estrella del rayo, y a Wayrapuka,
la estrella del viento a combatir a ambos amaru. Al verlos, los dos amarus se sumergieron en
el Quchanchik, pero Illapu quebró una orilla y Wayrapuka empujó
las aguas para que se desbordasen y así dejando a los amarus al descubierto.
Descubierto su escondite trataron las bestias de huir al cielo, pero Wayrapuka los
hizo volver, e Illapa les dio el combate definitivo.
Poco antes de morir,
ambos amarus se estiraron y crecieron aún más, transformándose en la dos
cadenas montañosas que surcan las islas continente. yana amaru quedo tendido
sobre Hanan dando lugar a los Anti y su vientre al altiplano mientras que yuraq
amaru sucumbió sobré Hurin formando su cuerpo las Anti del lugar.
Otras versiones sin
embargo no dan por muertos a los amaru si no que los consideran cautivos bajo
los Anti, horadando con sus garras las montañas desde el interior y buscando un
resquicio por el que regresar a la superficie ahora que Inti se ha retirado del
mundo y este está indefenso ante su poder.
·Atuqruna
Las leyendas sobre cambiaformas son comunes
tanto en Karuchaqana como Kovan. En las faldas de los Anti de Hanan se cuenta
que el páramo del altiplano es el hogar de un brujo cuya edad trasciende la
cuenta de los años, generaciones y ciclos. Se dice incluso que llegó a Hanan cuando
Inti todavía regalaba sus hijos sus bendiciones en el Gran Paitití. El secreto
de su larga vida está en su dieta, pues gusta devorar los corazones de aquellos
que se aventuran a adentrarse en sus dominios.
El atuqruna, que es como se conoce a tan
maléfico personaje, aparenta ser un sikimira de mediana edad pero en las tardes
frías que dejan tras de sí las mañanas de lluvia se transforma en un atuq feroz,
enorme, negro y de fauces babeantes. Es entonces cuando se decide a merodear el
gélido páramo en busca de víctimas a las que arrancarle el corazón.
Esta antiquísima leyenda advierte de que no hay
medio conocido para defenderse del atuqruna pues ni los rezos ni ningún símbolo
sagrada local o extranjero lo amedrentan y de hecho suele responder a estos con
aullidos estridentes similares a una suerte de risa perversa.
· Chullachaqui
Esta
criatura menuda y astuta vive en lugares remotos, ya sea en la profundidad de
la selva o en los valles más agrestes e inaccesibles de las Anti. De aspecto
inofensivo y bondadoso es en realidad un tirano que mantiene esclavizados a
cientos de imprudentes que han aceptado seguirle. Estos cultivan para él
huertos y chacras en las que crecen hortalizas y tubérculos similares a la apharuma
o la yuca altamente venenosos.
El
chullachaqui puede tomar el aspecto o imagen de cualquier criatura y no es raro
que se aparezca a los que se extravían cerca de sus dominios con la apariencia
de un familiar o conocido. Es así como atrae a sus víctimas que quedan
sometidos a su voluntad y son obligados a servirle el resto de sus vidas.
Se
cuenta además que aquellos que han sido abducidos por el chullachaqui olvidan
por completo quien son en realidad e incluso que cuando, al dejar de serles
útiles, este les abandona allí donde los encontró son incapaces de recordar su
propio nombre.
·
Cunuñunun Pishco
Las bucólicas laderas del Kotopaxi, el gran
volcán de los Anti de Hurin con su clima benigno y su fértil suelo son sim
embargo testigos de uno de los fenómenos más inquietantes de Karuchaqan, prácticamente
uno de cada cuatro habitantes de la región es sordo o sufre algún problema de
audición.
Los afectados
pertenecen a todas las especies y edades. Entre ellos los hay sordos como una
roca, que son los más dignos de compasión, los hay también del grupo que afirma
oír algo cuando le gritan con fuerza y, por cierto, existen los que dicen oír
como a través de una espesa cortina de ruido.
Según la leyenda el
responsable de esta peculiar sordera se esconde en la vecina selva, ese
laberinto verde que entre todas sus bondades esconde a un ser aterrador. Esta
criatura maléfica no es en realidad una sino toda una secuencia de estas que
tienen su origen en uno más de los en apariencia inofensivos árboles que
pueblan las orillas de los ríos. Este árbol en concreto, de ramas espesas y
follaje frondoso, no florece jamás aunque sus hojas acorazonadas y esmaltadas
de un verde intenso le confieren un aspecto imponente.
Cierto día del año, al
caer estas hojas al agua, se convierten en el acto en menudas criaturas
achaparradas que nadan libremente cerca de la superficie. Durante el día estas
hermosas bestias de color dorado juguetean una alrededor de la otra siguiendo
la corriente pero al caer la noche el baile se convierte en carnicería y se
devoran mutuamente hasta que solo queda uno de ellos que henchido y voluminoso
se arrastra hasta la orilla donde al amanecer se transforma en una nueva fiera,
alada y monstruosa, de aspecto similar al kondur, negro y horrible cuyos dantescos graznidos pueden oírse a gran
distancia.
Este monstruoso volador
al que los locales llaman cual cunuñunun pishco es en realidad uno de los más prominentes
siervos de Supay enviado por este para castigar a aquellos que han violado las
sagradas leyes del hacedor del mundo. El sonido que emite, agudo y penetrante,
es capaz de ensordecer a un pecador al instante de forma que ningún poder mágico
será después capaz de devolverle la audición.
El cunuñunun pishco abandona al alba de
forma precipitada el agua tan pronto
como se siente capaz de volar, y empieza describir círculos cada vez más
amplios en el firmamento mientras atruena con sus gritos la región. Una vez su
misión ha sido cumplida parte en busca de nubes de tormenta para regresar junto
a su señor cabalgando en un rayo que le conducirá a las entrañas del mundo.
· Gentiles
Ni siquiera los Chapaqkuna, los guardianes del ancestro, creen que los
gentiles sobrevivieran al cataclismo que ellos mismos engendraron. Estos seres
llegados de las estrellas, cuya historia todos en Entom han escuchado alguna
vez y que la mayoría desprecian como un cuento infantil, desaparecieron, si
alguna vez existieron de verdad, hace miles de ciclos.
Pero hay en Entom quien todavía está en guardia pues si como cuenta la
leyenda en su día descendieron de las estrellas nada les impide volverlo hacer
y portar con ellos la semilla de una nueva ola de destrucción.
Los que de verdad
creen en su existencia pasada cuentan de ellos que eran criaturas malvadas que
no creían en dios alguno, es más que se reían de este e incluso lanzaban
flechas al cielo como desafío a cualquier deidad que tratase de interponerse
ante ellos. Tal era su codicia y falta de moral, tales sus perversiones y
ambición que no supieron darse cuenta de los horrores que estaban a punto de desencadenar
hasta que ya no hubo manera de detenerlos.
· Ichic Ollco
Entre
las criaturas producto de la abominación que causo la ira de inti no hay
ninguna tan odiosa como el ichic ollco pues estos no son otra cosa que la prole
engendrada por Supay, el señor del inframundo.
Los
ichic ollco son menudos y achaparrados, bípedos de cortas pero fuertes
extremidades inferiores y con una cola larga y flexible. Su exoesqueleto es
rosado y su cara rojiza. No llegan a la vara de altura y son a la vez escurridizos
y veloces.
Se
dice que habitan en los lugares olvidados, en casas abandonadas o en las
proximidades de los cementerios siempre en busca de un alma perdida. Son
extremadamente perversos y no respetan ley alguna.
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