Historias del Concilio pretende dejar testimonio de casi treinta años de dados y rol.

En 1991 compré mi primer juego de rol. Fue El Señor de los Anillos, el juego de rol de la Tierra Media, traducido, publicado y distribuido en septiembre de 1989 por la editorial barcelonesa Joc Internacional. Era un libro de “tapa dura” con una ilustración de Angus McBride en la portada. Desde entonces y hasta hoy han pasado por mis manos literalmente docenas de manuales y entre mis amigos y yo hemos hecho rodar, literalmente, decenas de miles de dados de múltiples caras.

En 2011 hizo veinte años de nuestra primera partida y, puesto que ahora apenas si tenemos la oportunidad de quedar un par de veces al año, decidí embarcarme en el proyecto de rescatar algunas de las historias que durante este tiempo he compartido con ellos para, tras darles un formato digno, compartirlas con quien quiera leerlas. Me he propuesto publicar una aventura o módulo cada trimestre alternándolos con otras entradas sobre mi pasado, y escaso presente, como jugador y director de juego. Algunos de los módulos serán algo viejunos. Los hay bastante elaborados y otros muy sencillos. Más largos y completos o meras escenas, casi eventos para una partida rápida. Si alguien se reconoce en una de estas historias, gracias por haberlas jugado conmigo y bienvenido.

24 noviembre 2014

Hijos del Dios Sol - Munanapsuwa, el Guía.

Toda comunidad necesita alguien que le marque el camino, un faro, un mentor. Los munanapsuwakuna ocupan ese lugar y se hacen cargo de esa tarea. Los maestros de ceremonias organizan y pautan el día adía de todas las sociedades desarrolladas y lo hacen porque son los más preparados, los más dotados, los más capaces.
 
Los munanapsuwakuna conocen las necesidades de aquellos que están a su cargo y es su tarea compatibilizar estas con las del conjunto que forman.  
 
Un munananpsuwa es capaz de ofrecerte lo que necesitas sin que se lo pidas, porque él no es solo un individuo, es la consciencia viva del colectivo y vive en muchos lugares a la vez, ve con muchos ojos y sufre con muchos corazones.
 
LADRONES DE VOLUNTAD
El término que normalmente se emplea para hacer referencia a los munanapsuwakuna es el de Guía, la verdad es que muchos los conocen por otro nombre: Los ladrones de voluntad. Muy pocos son los premiados por los dioses con este poder. Solo entre los sikimira, kumihin y wayrurongo es posible encontrar guías realmente capaces, el resto de especies apenas han proporcionado a sus comunidades individuos con dotes pobres y rudimentarias.
 
Es común que los jóvenes en los que se adivina esta capacidad sean rápidamente apartados del resto y formados a parte para convertirse en siervos de la comunidad, sacerdotes o administradores, jueces y generales, todas ellas tareas en las que su poder proporciona máximos beneficios.
 
El poder de los munanapsuwakuna es real y no necesita de artilugios. Es temido y respetado por igual.
 
LEER EN TU OJOS, HABLAR CON TU VOZ, SENTIR EN TU PIEL.
Los guías o ladrones de voluntad pueden poner en práctica una serie de ardides que no están al alcance de nadie más. Son temidos por ello y el castigo que imponen es peor que el látigo o la fusta.
 
Sin embargo no todos los son igual de hábiles o capaces y algunos ardides están al alcance de solo un puñado de grandes maestros. Se conocen ocho ardides pero es posible que otros estén todavía ocultos pues los ladrones de voluntad son muy celosos a la hora de compartir información sobre sus verdaderas capacidades. Los ardides conocidos son la Lectura Emocional, la Proyección Mental, la Lectura Mental, el Control Emocional, el Control de la Percepción, el Control de la Voluntad, el Robo de Esencia y el muy temido Castigo Mental.

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