LA PROMESA
Un culto
minoritario y considerado hereje durante largo tiempo en Kovan, la Promesa
apenas contaba con algunos fieles y profetas antes de la llegada de la
enfermedad. Pero la penuria y el hambre, la muerte y desesperación que la
epidemia ha sembrado ha empujado a muchos a los brazos de esta creencia que
promete una recompensa al sufrimiento en forma de paraíso celestial reservado a
aquellos que creen, loan y adoran al creador único.
La Promesa ha
hecho desaparecer a los cultos paganos de los wayrurongo. Tan buen punto las
reinas, asustadas ante la ruina que asolaba sus territorios, abrazaron sus
enseñanzas en busca de una luz de esperanza que combatiera el dolor que parecía
maldecir a sus hijos, sus súbditos las siguieron.
Unos pocos
predicadores, mundanos y pobres, iluminados por un profeta ya desaparecido que
según el credo predijo la llegada de la peste, pasaron en apenas unas
estaciones a convertirse en depositarios de los anhelos de todo un pueblo. Pero
su éxito también ha sido el origen de su cisma. No todos los predicadores
hablan la Promesa con la misma voz ni loan al creador con las mismas palabras.
Las disputas, las envidias y rivalidades han fraccionado a los fieles en
docenas de cultos e iglesias cada una con su jerarquía y valores. Si bien todas
comparten el mismo fundamento y algunos valores comunes los detalles del culto
varían de uno a otro. A falta de un registro físico de las enseñanzas del
primer profeta la interpretación de sus enseñanzas ha quedado al libre criterio
de los predicadores.
De su oscuro
nacimiento poco se sabe. El primer profeta aseguró haber sido elegido por el
creador que se presentó ante él como una luz cegadora y le reveló el misterio
de la vida, encomendándole también guiar a los pobladores de Entom hacia el
paraíso que para aquellos dignos de tal llegaría tras su muerte.
La Promesa ofrece
el paraíso a los que le sean fieles y condena al infierno a los que le dan la
espalda. Todos los individuos están condenados si no demuestran su fe en el
creador y sus preceptos. La oración, el rechazo de los ídolos paganos y la fe
ciega en el único creador y su omnipotencia son las tres patas sobre las que se
sustenta el credo.
CONGREGACIÓN DE LA VERDADERA PROMESA
Los más
conservadores y estrictos de los fieles de la Promesa se agrupan alrededor del
gran Koktenci, el sumo sacerdote de la Congregación de la Verdadera Promesa
designado por el creador a través de sus ministros para guiar a su rebaño al
paraíso de ultra tumba. El Koktenci se considera heredero de los primeros
pastores de la Promesa, guía supremo de la comunidad y su infalibilidad es
dogma.
El Koktenci exige
una fidelidad sin fisuras a los preceptos de la Promesa, sin ninguna vacilación
ni permisividad. La Congregación de la Verdadera Promesa es la forma de culto
que han asumido las cortes de Kovan pues
la rigidez e inflexibilidad se amolda perfectamente a su concepto de liderazgo lo
que ha permitido que la transición desde los antiguos credos paganos a la nueva
fe se haya realizado sin cambios bruscos. Es igualmente la forma de culto que
más valor da a la obediencia y jerarquía, ideales que las reinas y sus cortes tienen
en alta estima pues se han arrogado en parte la posición de guías espirituales
de forma que las antiguas estructuras de gobierno no han necesitado ser
alteradas.
Para los
seguidores del Koktenci no hay más Dios que el creador y este se dirige a sus
fieles a través de su representante en Entom que, como no puede ser de otra
forma, es el mismo Koktenci. El creador les pone a prueba todos los días y deben
demostrarle su amor, superando las adversidades con entereza, mostrándole su
abnegada entrega. Solo así ganaran el derecho a acceder al paraíso. Todos deben
asumir sin queja la vida que el creador les ha entregado y sobrellevar las
penas que esta supone.
Además deben
cumplir con sus obligaciones para con el creador. Orar cada mañana y cada
noche, ayudar a sustentar a los que hablan la voz de la Promesa y mostrarse
dignos ante estos y el creador. No robar, no matar, no mentir ni engañar.
Aquellos pecados y faltas cometidos deben redimirse pagando la penitencia que
un sacerdote imponga, la cual muchas veces se presenta en forma de ofrenda en
especia.
El clero se estructura
a través de una red compleja y bien organizada, con jerarquías claras y
sistemas de promoción rígidos. La organización se ha vinculado al poder y se
sustenta gracias a esta relación simbiótica en la que la corte hace uso de la
religión y viceversa. La opulencia viste a los ministros de la Promesa que no
ocultan su posición y riqueza.
Los sacerdotes que
se encuentran en los escalafones más altos se dedican a reglamentar el credo
y administrar los bienes reunidos a
través de ofrendas o posesiones propias. Los de menor rango carga con la tarea
de guiar a los fieles y convertir a los paganos. Su misión es la de salvar las
almas de cuantos más seres mejor. Son estos los que asumen la función de
misioneros en Karuchaqana si bien se espera la llegada a Chakapuma de un Fil, o
alto sacerdote, en fechas próximas cuyo ministerio no será otro que el de
dirigir la cada día mayor congregación
que ha crecido alrededor del templo.
La voz de la
Promesa que habla el gran Koktenci no deja resquicio alguno para el pagano que
debe convertirse o ser condenado al infierno. Un infierno que muchas veces le
alcanza en vida y de la mano de los mismos sacerdotes. Un infierno que será
también el destino de aquellos que se aparten de la fe o que pongan en duda
alguno de los dictados de la Congregación de la Verdadera Promesa y sus
ministros.
La jerarquía de
la Congregación eleva a la categoría de guardianes celestiales a aquellos que
se distinguen por su piedad o que obran grandes milagros en nombre del creador.
Estos guardianes son nombrados Justos y venerados como si de seres superiores
se tratarán. Sus imágenes decoran los templos y se idolatran como antes se hizo
con los dioses paganos. Es el mecanismo que la congregación ha puesto en marcha
para facilitar el tránsito de un credo a otro, emulando la liturgia pasada para
atraer a su verdad a los indecisos. El proselitismo es una de las tareas
principales de la Congregación que sabe que cuantos más fieles se cobijen bajo
su manto mayor será su poder.
HERMANOS MENORES DE LA PROMESA
Los Hermanos Menores de la Promesa son una orden
que predica un Promesa más amable y justa. Pese a que nacieron en el seno de la
Congregación de la Verdadera Promesa el gran Koktenci los ha condenado por
herejes y son perseguidos en aquellos lugares en los que tiene influencia. Todo
ello no ha sido obstaculo para que estos hagan llegar su voz de la Promesa a
muchos lugares y que cada vez más fieles les entreguen su corazón.
La voz de la Promesa con la que los Hermanos
Menores predican habla de un creador amable y gentil y de un mundo donde el
dolor y la pena deben ser combatidos y no solo soportados. Resignarse ante las
adversidades y considerarlas voluntad divina no es una opción. Cualquier
injusticia debe ser combatida como contraria a la verdad del creador pero para
ello nunca debe emplearse la violencia. El amor fraternal, junto a la igualdad
y la compasión son la base del credo.
Los monjes de los Hermanos Menores nunca se
asocian con el poder y siempre se posicionan del lado de los débiles pues si
alguien necesita protección y ayuda son estos. Su entrega a los fieles es
total, incluso arriesgando su propia vida y su paraíso está abierto a todos sin
distinción de raza o posición. Son los Hermanos Menores los que más se han
adentrado en Karuchaqana y los que han alcanzado los lugares más remotos.
Conviven muchas veces con los locales pues consideran su aceptación en la
comunidad y su participación activa en las obligaciones que la misma impone
como parte de su función misionera.
Según está corriente los pecados pueden expiarse
con la penitencia pero las impuestas por este credo suelen ser duras y se basan
en el sacrificio en pro de los demás. Las ofrendas se realizan por piedad no
para obtener el perdón pues el creador no necesita de bienes y los sacerdotes
viven una vida austera. El voto de pobreza no es obligatorio para el clero pero
si es habitual en especial entre aquellos que sirven entre las castas menos
favorecidas.
Los Hermanos Menores no creen en los justos ni
en los milagros, su obra es mundana y el creador observa y juzga pero no
participa de lo que ocurre en Entom. Solo en el propio interior se puede
encontrar refugio. Solo el propio esfuerzo y entrega proporcionan una
recompensa verdadera.
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