Historias del Concilio pretende dejar testimonio de casi treinta años de dados y rol.

En 1991 compré mi primer juego de rol. Fue El Señor de los Anillos, el juego de rol de la Tierra Media, traducido, publicado y distribuido en septiembre de 1989 por la editorial barcelonesa Joc Internacional. Era un libro de “tapa dura” con una ilustración de Angus McBride en la portada. Desde entonces y hasta hoy han pasado por mis manos literalmente docenas de manuales y entre mis amigos y yo hemos hecho rodar, literalmente, decenas de miles de dados de múltiples caras.

En 2011 hizo veinte años de nuestra primera partida y, puesto que ahora apenas si tenemos la oportunidad de quedar un par de veces al año, decidí embarcarme en el proyecto de rescatar algunas de las historias que durante este tiempo he compartido con ellos para, tras darles un formato digno, compartirlas con quien quiera leerlas. Me he propuesto publicar una aventura o módulo cada trimestre alternándolos con otras entradas sobre mi pasado, y escaso presente, como jugador y director de juego. Algunos de los módulos serán algo viejunos. Los hay bastante elaborados y otros muy sencillos. Más largos y completos o meras escenas, casi eventos para una partida rápida. Si alguien se reconoce en una de estas historias, gracias por haberlas jugado conmigo y bienvenido.

22 diciembre 2014

Hijos del Dios Sol - Animales Domésticos de Karuchaqana

ANIMALES DOMÉSTICOS
Siervos obedientes, los animales domésticos comparten la vida tanto de las complejas comunidades de las civilizaciones más desarrolladas como la de los pequeños grupos de salvajes que habitan en el interior de la selva. Guardianes, bestias de carga y tiro, animales de compañía o de entretenimiento, víctimas de sacrificios, rituales y ofrendas, no hay pueblo o cultura que no haya recurrido a los animales domésticos con uno u otro objetivo.
 
· Karhua.
La karhua es el producto de centenares ciclos de selección y cría de wanakuna salvajes domesticados. El resultado es una criatura que puede alcanzar los tres cuartos de vara o incluso una vara completa de altura y entre los ocho y los doce runcus de peso. La karhua es un animal social que forma rebaños el liderazgo de los cuales lo suele ostentar un macho. Estos se enfrentan entre ellos en combates singulares a base de topetazos, coces y escupiéndose unos a otros para demostrar su autoridad o posición dominante.
 
Los recursos proporcionados por la karhua son una de Karuchaqana. Así, su lana es hilada para transformarla en tejido, su carne es consumida tanto fresca como secada al sol y deshidratada lo que permite su conservación y almacenamiento por períodos largos de tiempo.  El exoesqueleto se curte para preparar cuerdas, sandalias y otros objetos, mientras que su excremento seco es un excelente combustible, particularmente en las alturas donde los árboles escasean y es difícil conseguir leña.
 
Sin embargo uno de los usos más apreciados de la karhua es el de bestia de carga, ya que puede acarrear hasta dos runcus de peso y desplazarse fácilmente por las alturas más empinadas. Las caravanas de karhuas están conformadas principalmente por machos y para los viajes más largos, se selecciona a machos nuevos de más o menos dos años de edad. El mantenimiento de los animales no es difícil, no se les proporciona otro forraje que los pastos que aparezcan en su ruta.
 
Las karhuas son sacrificadas por muchas culturas en forma de ofrendas y sus órganos empleados para leer augurios y realizar diversos rituales.
 
· Paqucha.
De la misma forma que la karhua debe su origen a la selección y cría de wanakuna domesticados la paqucha es el resultado de un proceso idéntico aplicado a la wikuña. 
La paqucha es considerablemente menor que la karhua y al contrario que esta no puede emplearse como bestia de carga. Una paqucha adulta raramente supera la media vara de alto y su peso variará entre los tres y los cinco runcus.
 
Las paquchakuna se crían por su lana, muy apreciada para la confección de tejidos y que puede conseguirse en hasta cincuenta y dos tonos de color natural diferentes. Su carne es igualmente preciada pues tiene un sabor exquisito.
 
Se trata de animales sociales que viven en grupos familiares compuestos por un macho dominante, varias hembras y sus crías. Los rebaños de paquchas pastan en las regiones del altiplano y las cordilleras de los Anti de Hanan y raramente son avistados en zonas costeras.
 
· Allqu
Fiel compañero, extrovertido y obediente, el allqu convive con casi todas las comunidades de sintientes de Karuchaqana. Los ejemplares más pequeños no superan la capa de altura y el cuarto de runcus de peso mientras que los más grandes pueden llegar al thaski de alto y casi dos runcus de peso. 
 
Sus seis extremidades terminan en pequeñas garras y sus mandíbulas son fuertes.
 
Su exoesqueleto está estriado y es siempre de color oscuro con tonos que van del marrón chocolate al negro pizarra o negro azulado. Los ejemplares negros son los más preciados pues se consideran descendientes directos de los allqus llegados desde el Gran Paitití junto a las primeras migraciones de sikimira. 
 
Pese a su buen carácter y sociabilidad es una criatura que recela de los extraños lo que le convierten en un buen guardián y centinela.
 
· Quwi
El pequeño quwi vive en áreas abiertas y utiliza hoyos y madrigueras para ocultarse y protegerse. Este menudo herbívero raramente alcanza una vigésima parte de runcus de peso y su longitud es de entre media y una capa.  De color pardo y blanco su exoesqueleto es blando y aunque sus mandíbulas masticadores le permiten roer las raíces más duras es totalmente inofensivo. 
 
A lo largo del tiempo muchas de las culturas de Karuchaqana han domesticado y criado quwis para consumir su carne, curtir su exoesqueleto o incluso para convertirlos en mascotas.  Curiosos pero a la vez timoratos y asustadizos huyen ante la menor amenaza.
 
· At
Hasta no hace mucho el at era un desconocido en Karuchaqana. Esta criatura arribó a las costas de las dos islas continente a bordo de las naves wayrurongo y por ello es extremadamente raro que cualquier otro sintiente local posea uno.
 
El at es una bestia de hasta una vara de altura y veinticinco runcus de peso relativamente dócil si bien recela de los extraños y puede mostrarse violento con estos. Este herbívoro de grupa redondeada y potente y porte orgulloso se presenta en colores castaños y negros principalmente. 
 
Fuerte y resistente el at es capaz de desplazarse con soltura con cargas de siete runcus a sus espaldas y puede ser amaestrado para tolerar la monta de un sintiente y obedecer a sus instrucciones. 
 
La estampa de du wayrurongo cabalgando a lomos de un at es suficiente para atemorizar a la mayoría de los locales de Karuchaqana que consideran a estas bestias poco menos que demonios.
 
· Göt
Ligeramente más pequeño que el at, el göt es otra criatura importada por los wayrurongo des Kovan a Karuchaqana. 
 
Extremadamente resistente y capaz el göt es la principal bestia de carga de los wayrurongo. Aunque también puede ser montado suele emplearse principalmente para transportar mercancías de un lado a otro. La población de göts en Karuchaqana se reduce a apenas unas docenas de ejemplares repartidos por ambas islas continente y todos ellos son propiedad de pioneros o misioneros wayrurongo.
 
El göt no puede galopar al ritmo que lo hace un at y es por tanto mucho más lento pero su paso es firme y seguro. Además es una criatura especialmente terca y tozuda lo que en ocasiones exaspera a sus dueños.
 
· Köpek
Probablemente emparentado con el allqu el köpek es más grande y fiero que este. Llegado junto a los wayrurongo desde Kovan, se emplea como guardián y centinela. Su aspecto puede ser feroz cuando se enfada e incluso se dice que algunos han hecho frente con entereza a pomas adultos. Apenas unas docenas de ellos pasean por las calles de la ciudad sagrada junto a sus amos y quizá otra docena está repartida por las pequeñas colonias o misiones de Karuchaqana. 
 
Leal y juguetón en ocasiones, no hay que subestimar su fuerza ni el poder de sus mandíbulas.

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