LOS
THAMAYKACHAY
Su número crece día a día pero son más las
diferencias que los separan que aquello que les une. Los otros, como se les
conoce popularmente, son un colectivo dispar de individuos de miles de especies
diferentes. Según los antiguos en los primeros días del joven hubo muchas más
pero algunas han ido desapareciendo incapaces de fecundar nuevas generaciones.
Algunas culturas los consideran los culpables de la ira de Inti, los hijos de
las esposas que traicionaron al Dios Sol, las criaturas blasfemas nacidas de la
impudicia.
Muchos de los thamaykachay erran por el mundo
sin un hogar. Son nómadas, cazadores y recolectores. Otros se han integrado en la
civilización ya sea como esclavos o individuos libres. Por lo general son
tratados como ciudadanos de segunda, incluso cuando no son esclavos, pero sus
habilidades especiales resultan en muchas ocasiones útiles pro lo que acaban
encontrando un nicho en la comunidad en el que encajar y ser aceptados.
ERRANTES
La vida de los thamaykachay nómadas no es sencilla.
La civilización sikimira y kumihin se expande por ambas islas continente
tomando para si las mejores tierras y arrinconando al resto de especies en los
parajes más inhóspitos y peligrosos. Incluso en estos los sach’aruna defienden
con celo su derecho a reclamar lo que la tierra ofrece y los foráneos no son
bienvenidos.
Al contrario que los thamaykachay que han
claudicado ante la presión de la civilización y han entregado su libertad a
esta ya sea vendiéndose por un precio justo o sometiéndose a la voluntad de
otros, los errantes son libres y salvajes. Incluso los sach’aruna los
consideran seres asilvestrados.
Solitarios y poco dispuestos a compartir con los demás, las más de las veces
porque apenas si disponen de recursos para cubrir sus propias necesidades.
Viven apartados de cualquier sociedad, en la
profundad de las selvas o en los lugares más recónditos. Son territoriales
aunque pueden tolerarse, especialmente si se trata de individuos de especies
con algún tipo de vínculo. Rara vez forman comunidades y cuando lo hacen son
pequeñas y se basan en una relación simbiótica a través de la cual todos los
miembros obtienen un beneficio del resto.
En épocas de carestía sin embargo es posible que
los errantes asuman más riesgos y se dejen ver abandonando sus territorios y
adentrándose en áreas más pobladas para conseguir comida o agua o para huir de
una amenaza mayor.
SOMETIDOS
Muchos
thamaykachay pueden ofrecer capacidades y habilidades que no están al alcance
de ninguna otra especie. Estos individuos excepcionales son considerados una
preciosa posesión y muchas comunidades los convencen, seducen o incluso cazan
para someterlos a su voluntad. Son esclavos bajo el yugo sikimira o
trabajadores libres que se venden por un plato de comida. Los thamaykachay sometidos, como los pallaysu,
realizan todo tipo de tareas y no hay aptitud que la civilización no sepa aprovechar.
El vigor, la fuerza, la energía, la habilidad o destreza. Cualquiera que sea el
aspecto en el que un thamaykachay destaque siempre hay una labor idónea para
él. Desde el burdo y sacrificado trabajo en el campo hasta las interminables
horas en los talleres de alfarería, metalurgia u orfebrería.
Aquellos
lo suficientemente afortunados como para haber conservado su libertad y
autonomía son tratados con desdén y, pese a su independencia, siguen siendo
individuos de segunda a ojos de la sociedad.
Los sometidos toman a menudo el credo y fe de
sus amos o huéspedes y se integran en su estructura económica y social. Sin
embargo el espíritu salvaje permanece en ellos, especialmente en los que han
sido arrancados de su hogar a la fuerza. Aunque lo cierto es que no son pocos
los que incluso agradecen la protección que su nueva vida, dura y penosa, les
garantiza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario