En Hijos
del Dios Sol la magia y la religión están íntimamente
relacionadas; son dos caras de la misma moneda, y es preciso entender ambas
para tener una imagen completa de la faceta más oculta de Entom.
Cuatro conceptos rigen los conocimientos ocultos
en Hijos del Dios Sol, son el Innii, Umu, Munanap Suwa y Chapaq. El primero
hace referencia la fe, la religión y el culto a los dioses y antepasados. El
segundo a la forma en la que los primeros intervienen en el día a día. El
tercero a la relevancia de la comunidad, del espíritu colectivo de una sociedad
y los lazos que unen a los que forman parte de ella. El cuarto y último es el
más oscuro, nuevo pero antiguo, la búsqueda de la verdad del origen celestial y
del secreto de la vida. Un misterio para muchos, una herejía para la mayoría y
la verdad incorruptible para los que la persiguen.
MISTICISMO Y SUPERSTICIÓN
Lo primero que hay que comprender es que tanto
en Chakapuma como en las tierras que lo rodean absolutamente todo el mundo cree
en lo sobrenatural. Y no tendrían razones para no hacerlo, porque es una parte
muy tangible de sus vidas.
Todos los días Inti
acude a iluminarlos y todas las noches las estrellas ocupan su lugar en el
firmamento. Las mareas vienen y van y las tormentas les golpean. La furia de
los dioses sacude la tierra y su amor y caricias hacen crecer las cosechas.
El mundo es como es porque ellos lo han
decidido, y todo aquello de lo que los habitantes de Entom disfrutan se lo
deben a su suprema voluntad.
Los munanapsuwa y
los umuqkuna marcan el ritmo de la vida diaria desde los templos y ciudadelas
guiando los pasos de los ejércitos de trabajadores y esclavos que, aplicados y
obedientes, siguen el camino marcado sin protestar. Ellos son los garantes de la estabilidad y origen del orden y la sociedad. Los
constructores de la civilización.
Resulta complicado entender la visión del mundo
de un habitante de Entom desde nuestra perspectiva, la de individuos rodeados
de tecnología y razón, que viven en un mundo en el que la magia no es real ni
tangible. Para poder sentir y vivir como uno de los personajes de Hijos del Dios Sol tendrás que
hacer el esfuerzo de ver a través de sus ojos y meterte en su piel.
DESTINO
Y PREDETERMINACIÓN
Como el resto de lo místico, el destino, es
profundamente real en Hijos del Dios Sol.
Para muchas culturas de Entom al nacer, todos los seres vivos, al igual que
poseen un alma, también tienen un cierto sino. Lo que va a suceder está ya
escrito y puede ser previsto e interpretado por los que saben dónde mirar.
De igual manera, también puede ser desafiado e
incluso modificado por voluntades fuertes o corazones valientes.
Así como cambiar lo que está escrito está disponible
sólo a unos pocos, la capacidad para leerlo, con diferentes niveles de
maestría, está al alcance de muchos más. Mediante la observación y el
meticuloso registro de lo acontecido, los sabios y adivinos han compilado un
volumen de saber que les permite predecir peligros y eventos con una precisión
sorprendente.
Varios son los métodos con los que se afronta esta
tarea, pero todos se basan siempre en la observación de un fenómeno, ya sea
propiciado por la mano del que escruta el futuro u originado en la propia
naturaleza. Extensos volúmenes detallan la manera correcta de observar las
vísceras de un ternero o la forma en que el aceite fluye sobre el agua de un
cuenco. También es estudiado lo que un aborto deforme puede augurar, o el
significado de un eclipse.
Sea cual sea el destino que le espera a un
habitante de Entom esté dejará en el su marca al nacer. Su vida viajará en pos
de este y solo se desviará de este camino bajo la influencia de fuerzas más
allá de toda comprensión. Aquello que le ocurra, por inverosímil que parezca
estaba ya escrito.
La fuerza del destino y la predeterminación es
uno de los pilares básicos de la civilización. La asunción de la propia
posición en la sociedad como algo inexorable y contra lo que es inútil
rebelarse sustenta los mundos civilizado de Karuchaqana e incluso permite la
pervivencia de las pequeñas comunidades. Es por esto que los gobernantes,
sacerdotes, reinas y señores se aplican en hacer saber a cada uno cuál es su
posición y en reforzar su sentimiento de pertenencia.
MATEMÁTICAS
Y ASTRONOMÍA
En Entom, durante la noche, cuando Inti se
retira, la oscuridad lo envuelve todo y los astros se alzan iluminando el cielo
como brillantes joyas sobre una oscura seda. Más grandes, más magníficas y más
terribles de lo que puedas imaginar, no es sorprendente la fascinación que
ejercen. La sensación de sobrecogimiento que producen no puede despreciarse;
ellas iluminan la noche, y sus movimientos dictan el destino.
La astronomía juega un papel crucial en la
mayoría de las culturas de Karuchaqana, no en vano Inti fue en su día una
estrella lejana lo mismo que su hermana Khilla, y solo su proximidad lo ha
convertido en la luz del mundo.
El estudio de los astros es uno de los
componentes principales en los procesos de toma de decisiones de la mayoría de
las culturas de Karuchaqana. Desde los hombres sabios de los sach’aruna de las
junglas a los sacerdotes sikimira de los templos de la ciudad sagrada todos
conocen el poder de las estrellas y aprenden a leerlas. Son las estrellas las
que indican cuando debe sembrarse cierto cereal en cierto lugar o cuando una
estación llega a su fin. Y como no puede ser de otra forma el sol y la luna son
los portadores de e las señales más importantes.
En el patio del Hatun Qhapana y en el gran templo de Sogamosa, en Qosqo y
en Sian, en las cimas de las más altas cúspides de los Anti de Hanan y Hurin y
en las riveras de poniente y levante de ambas islas continente los sikimira y
los kumihin han erigido observatorios que permiten registrar el punto del
horizonte por el que el Inti aparece cada mañana y aquel por el que se retira y
tal como se hace con el dios sol igual
se hace también con el resto de estrellas del firmamento.
Cada
observatorio es en sí mismo también un calendario y el mayor de estos se
encuentra en el gran patio público del Hatun Qhapana. Se trata de un conjunto
impresionante formado por columnas de piedra de seis varas de alto que ocupan
el centro del patio y que indican la fecha mediante una combinación de luces y
sombras proyectadas por el sol sobre la estructura.
El tránsito del sol es la
base del sistema matemático sikimira, el único con entidad suficiente como para
tener
tal consideración y que han adoptado tanto los kumihin como el resto de pueblos
sometidos a la influencia de la civilización. Este sistema tiene como base el
número seis y considera una entidad completa seis grupos de seis, es decir
treinta y seis. De esta forma cada día tiene treinta y seis horas y cada hora
treinta y seis minutos. Cada mes treinta y seis días, y cada año seis meses.
Treinta y seis años son una generación y treinta y seis generaciones tiene cada
una de las seis estaciones.
Los
sikimira son igualmente los únicos capaces de registrar sus cálculos mediante
los khipus y han ideado artilugios aparentemente sencillos que les permiten
realizar cálculos extremadamente complicados.
La
yupana es el más popular de estos artilugios. De alrededor de una capa por capa
y media de tamaño, fabricadas en piedra, arcilla, madera o hueso, con oquedades
en los que se colocan las cuentas (generalmente granos de sara o quina) estos
sencillos objetos permiten elaborar cálculos de cualquier tipo. La posición y
número de granos en cada oquedad está asociada a un valor y añadiendo o
retirando granos, desplazándolos a izquierda y derecha se obtiene de forma
rápida el resultado de las operaciones.
La
yupana puede también improvisarse en el suelo, dibujándola en la arena y
permite contar incluso en la oscuridad.
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