LOS
KUMIHIN
Algunos
pallaysu llaman a los kumihin los sikimira blancos y estos los consideran un
pueblo hermano venido a menos. Desde luego esa no es la imagen que de ellos
mismos tienen los kumihin. Abnegados y estrictos, con un fuerte sentimiento de
comunidad y pertenencia y unas sociedades organizadas y bien estructuradas los
habitantes de los Anti de Hurin son también una cultura belicosa y guerrera
siempre inmersos en interminables guerras civiles que enfrenta a sus reinas un
ciclo tras otro sin que ninguna llegue nunca a imponerse sobre las demás.
SEÑORES
DE HURIN
Sesenta
reinas kumihin han dado vida a otras tantas comunidades que arribaron a Hurin
en los días de júbilo antes de la ira de Inti. Los sikimira aseguran que el
color y decadencia de los kumihin fueron causados por la presteza que se dieron
en abandonar el paraíso. Las leyendas cuentan que en los primeros días, cunado Inti
brillaba con intensidad en levante y las generaciones se sucedían siempre bajo
la bendición de una estación dorada eterna los kumihin dominaron todo Karuchaqana
pero la primera Rit'ijina, la que sucedió a
la caída del puente y la expulsión de los hijos del Dios Sol del Gran Paitití,
los diezmó de tal forma que quedaron arrinconados en los altos y laderas de la
gran cordillera de Hurin. Desde entonces las reinas rivalizan entre ellas por
la supremacía en un conflicto sin fin en la que las alianzas cambian de una
generación a otra.
Aunque
las reinas son celosas defensoras de su independencia las confederaciones son
la estructura más común pues de forma constante necesitan unirse para
comerciar, ejecutar obras o aliarse para guerrear. La guerra en realidad juega
un papel fundamental en la articulación confederal y a menudo las reinas más
débiles se aproximan a las más fuertes para conseguir protección o beneficios
militares.
La
reina dominante dentro de una confederación respeta el gobierno autónomo de las
subordinadas y es garante de la integridad territorial de todas las
comunidades. Se convierte en el máximo jefe militar y en el detentador final y
principal beneficiario de un sistema tributario complejo.
Cuatro
confederaciones se enfrentan por el dominio de Hurin. De estas la confederación
Zipa es la más poderosa con hasta treinta reinas unidas en una causa común. Le
siguen las confederaciones Zaque, Tundama e Iraca, además de un grupo de
alrededor de una docena de reinas autónomas.
La
belicosa actitud de las reinas kumihin las empuja no solo a enfrentarse entre
sí sino también con los pueblos que circundan sus territorios. Los pocos sikimira
que se han instalado en Hurin, los sach’aruna de las selvas y la costa han
sufrido su ira y violencia. Pese a ello los kumihin no toman esclavos pues confían
en su fuerza y su virtud.
LA
CONFEDERACÍON ZIPA
Han
transcurrido casi veinte generaciones desde que la confederación Zipa y las
fuerzas de la confederación Zaque se enfrentaran en la batalla de Chocontá.
Treinta mil kumihin combatieron ese día y ambos ejércitos se retiraron tras la
muerte de sus grandes capitanes, los sybintiba, sin que hubiera un vencedor
claro. Desde entonces la reina Zipa ha unido a su alrededor la mayor de las
confederaciones kumihin jamás reunidas y parece dispuesta a terminar lo que en Chocontá
no pudo conseguir.
Las
reinas que rinden tributo a Zipa se reparten por todo el Anti de Hurin en
ocasiones sin que entre sus territorios haya continuidad física. Las ciudades
de barro y caña son el núcleo de cada una de las comunidades confederadas y la
sede desde la que gobierna cada una de las reinas junto a su corte de capitanes
y administradores.
La
legislación kumihin está basada en la fuerza de la tradición que convierte a un
determinado comportamiento, más o menos aceptado por el común y aprobado por la
autoridad en ley. Pero la reina Zipa es más ambiciosa que eso y ha empezado a
tipificar faltas y delitos y a dictar normas estrictas que sus muchos súbditos
deben obedecer. La rígida sociedad kumihin en la que sus castas no se mezclan y
en la que cada cual tiene una misión y cometido al que ceñirse se ha
enriquecido con tales innovaciones.
La
economía de la confederación gira alrededor del cultivo de la sara y la apharuma
además de la quinua y el algodón. Los recursos pertenecen a la comunidad y no a
un individuo concreto. Lo que la tierra produce, los bosques ofrecen o los ríos
proveen se entrega a la reina y su corte que lo distribuye entre los miembros
según sea su posición y desempeño.
Excelentes
orfebres y tejedores los mercados de las
ciudades hierven con de actividad y los mercaderes de un comunidad se desplazan
a las vecinas para intercambiar tejidos, cerámicas, sal o las preciada esmeraldas.
Algunos comerciantes viajan incluso más allá para intercambiar bienes con los sach’aruna
o en los mercados de Chakapuma, la ciudad sagrada, desde la que importan oro y
cobre. Los mercaderes kumihin emplean la sal, las esmeraldas o incluso el
algodón como equivalente monetario para facilitar el trueque.
La
reina Zipa viaja cada generación a la ciudad de Suamoq donde se encuentra el
principal templo del Dios Sol, al que los kumihin conocen como Xue, para ofrecerle sus ofrendas y solicitar su
bendición. Allí los sacerdotes ofician sacrificios de animales y también de
individuos escogidos de entre los fieles de la reina como regalo a Xue. Suamoq es
un territorio sagrado regentado por sacerdotes originarios de todas las
comunidades kumihin que han sido ofrecidos al Templo del Sol como presente y
que son formados para servir a Xue y orar por su regreso a Entom. No pertenece
a ninguna confederación ni debe tributo a ninguna reina si bien algunos de los
sacerdotes regresan junto a sus madres una vez formados en el gran templo para
ofrecerles su sabiduría y consejo.
Templo
menores coronan las ciudades kumihin y en ellos los fieles ruegan por una vida
justa y digna en la que su entrega a la comunidad sea eficaz.
No
hay esclavos en los territorios de la reina Zipa, ni extranjeros tampoco. Los
viajeros son observados con recelo y solo los mercaderes sikimira pueden sentirse
seguros. Las comunidades confederadas son proteccionistas y poco dispuestas a
compartir con los foráneos. Ni siquiera los misioneros wayrurongo han tenido
fortuna y sus palabras amables de caridad y amor fraternal han sido recibidas
con piedras y palos.
LA
CONFEDERACÍON ZAQUE
Debilitada
por las pérdidas sufridas en el campo de batalla de Chocontá y por las
defecciones sufridas tras esta la confederación Zaque ha perdido fuerza y se
enfrenta a la cada vez más amenazante
pujanza de su rival Zipa.
Las
reinas confederadas ocupan los territorios norteños del Anti de Hurin. Los más
próximos a Chakapuma y Hanan.
Estas
comunidades agrícolas han construido un complejo sistema de regadíos con la
intención de multiplicar sus cosechas pero sin duda sus dos principales
recursos son las minas de esmeraldas l de Tausa y el gran mercado de Hunza, la
ciudad sede del Zaque. El mercado de Hunza es el mayor de los que pueden
encontrarse en los territorios kumihin con diferencia y a él acuden
comerciantes de todas las comunidades incluidos aquellos no confederados y
hasta de comunidades Zipa ahora que la paz entre las dos confederaciones,
aunque frágil, lo permite. Sara, sal, miel, frutas, granos y mantas se
intercambian por plumas, cobre, algodón, caparazones y, sobre todo, por esmeraldas
de Tausa. Hasta aquí viajan sikimira de la ciudad sagrada y algunos sach’aruna.
Es incluso posible encontrar a pastores wayrurongo tratando de convertir a los
locales o thamykachay regateando por una pieza de orfebrería.
Los
kumihin de las comunidades confederadas bajo la reina Zaque son más tolerantes
que la mayoría obligados en parte por la riqueza que el comercio les aporta.
Tampoco toman esclavos pero si intercambian productos por trabajo con
individuos de otras especies algunos de los cuales llegan a permanecer entre
los kumihin por varias generaciones.
Aunque
algunos creen que se trata de una leyenda hay quien afirma que en Chocontá un
centenar de thamaychakay y pallaysu combatieron junto a los guerreros de la
confederación Zaque.
Son
también los kumihin de estas tierras los que más a menudo viajan al norte y
pueden encontrarse en los mercados de Chakapuma o las ciudades sikimira del sur
de Hanan.
Al
igual que su hermana del norte la reina Zaque peregrina a Suamoq una vez cada
generación para realizar sus ofrendas al Dios Sol y solicitar la bendición de
este para los suyos. Los kumihin de la confederación Zaque veneran a Xue, el
padre de todos ellos y los intentos de los misioneros wayrurongo,
bienintencionados o no, han resultado infructuos.
OTRAS
CULTURAS KUMIHIN
La
confederación Zipa y la confederación Zaque son los dos actores principales de
la cultura kumihin pero no son los únicos. Las confederaciones Tundama e Iraca controlan
porciones relevantes de territorio en las Anti de Hurin y alrededor de una
docena de reinas se mantienen fuera de este sistema de confederaciones. Incluso
dentro de las confederaciones las distintas reinas cultivan diferencias que se
manifiestan en sus comunidades por lo que queda a vuestro criterio tomar las
anteriores y modificarlas como deseéis para dar lugar a nuevos grupos bien sea
como lugar de origen de uno o varios personajes o como lugar de destino para
todo el grupo. Estas comunidades menores agrupan a veces solo a unos cientos de
individuos pero las hay que controlan a miles. Su nivel de desarrollo es
normalmente inferior a las grandes familias de Zipa y Zaque lo que supone unas
estructuras sociales más sencillas y unas posibilidades económicas y militares
menores.
Los
valles, selvas, mesetas y llanos costeros de la mitad oriental de Hurin están
controlados casi en exclusiva por los kumihin lo que os ofrece un elenco de
opciones muy variado en cuanto a posibles orígenes, motivaciones y expectativas
con los que vestir las comunidades que creéis.
La
agricultura, la pesca y la ganadería forman la base de cualquier economía kumihin
y aunque quizá sus artesanos no puedan rivalizar con los de Hunza, o Chakapuma si
es probable que produzcan piezas de cierto valor.
La
mayoría de las sociedades kumihin practican cultos que tienen su origen en el
Mito de Inti vinculados al templo de Suamoq aunque hay variaciones y
singularidades que las distinguen una de otra.
Las pequeñas comunidades kumihin
suelen ser endogámicas y poco dispuestas al trato con los foráneos pues en la
violenta historia de esta región de Karuchaqana les obliga a estar prevenidos.